Un micro los deja en Mallín Ahogado o en la pasarela de Lago Puelo o en el camping Nain y desde allí comienza la aventura: La Playita, La Tronconada, Cajón del Azul, El Retamal, La Horqueta, Los Laguitos, Encanto Blanco, Dedo Gordo, Natación, Hielo Azul, Lindo, Roca del Tiempo y Motoco (del lado chubutense), son los destinos luego de 4 o 5 horas de caminata.
Siguiendo el legado de aquellos mochileros que hicieron famoso a El Bolsón en los años ’70, transformándolo en la cuna del hippismo argentino (viajaban semanas a dedo para llegar arriba de un camión cargado con vacas), esta nueva generación se moviliza desde las grandes ciudades a través de las líneas aéreas de bajo costo hasta el aeropuerto de Bariloche y luego en ómnibus hasta la comarca.
Apenas arribados, se los ve en grupos buscando alojamiento en hostales confortables (o en campings los de menos recursos). La primera salida siempre es para probar la cerveza artesanal de la zona, tomar contacto con sus pares en la plaza Pagano y comprar las provisiones para la caminata. La noche amerita además una visita a alguno de los pubs para escuchar una banda de rock… ¡y repetir la dosis de cerveza!
Durante la temporada pasada, más de 40 mil excursionistas pasaron por el Área Natural Protegida Río Azul Lago Escondido y este año no le irá en saga. “Es un circuito único en Latinoamérica, donde los refugios están conectados por huellas dentro de bosques de coihues y alerces milenarios y permiten ascender libremente hasta ventisqueros, lagos y cumbres nevadas que ofrecen unas vistas espectaculares de toda nuestra cordillera hasta el límite con Chile”, es la consigna más escuchada.
“Por suerte llegan sabiendo que tienen que pasar por la Oficina de Montaña a registrarse y firmar un deslinde de responsabilidades. Se internan por los cerros haciendo su base en los refugios, durante la primera quincena de enero fueron amplia mayoría. Uno de los lugares preferidos es el Cajón del Azul, con paredes abruptas de hasta 60 metros y el río de aguas turquesas al fondo”, graficó la directora de Turismo, Sofía Seroff.
Otra de las premisas “es suspenderse en el pasado, ya que arriba no hay conectividad. Todo es a leña: la cocina, el agua para bañarse. Hace que el visitante se termine conectando con su entorno. Ya por la noche, son impagables los fogones que se arman, con guitarreadas, anécdotas y nuevos amigos que quedan para toda la vida, todo bajo un cielo de estrellas que parece venirse encima”, agregó.
En coincidencia, para los visitantes que opten por no caminar (familias y personas mayores), algo del “sabor de los cerros” está al alcance de la mano llegando con el auto hasta el complejo Perito Moreno (en invierno dedicado al esquí) o hasta las estribaciones del cerro Piltriquitrón, frente a la ciudad de El Bolsón, desde donde también se accede al Bosque Tallado y es la plataforma habitual para los parapentistas.
El recorrido de montaña se ha transformado en los últimos años en uno de los principales atractivos turísticos de la región, con infraestructura suficiente para albergar y brindar gastronomía a caminantes del mundo entero. Incluso, durante los últimos años se articuló un sistema eficiente de seguridad para el caso en que se necesite rescatar a algún perdido o accidentado. Distintos organismos como bomberos voluntarios, Defensa Civil, policía y Salud Pública participan de los operativos, por suerte escasos.
La oferta en los 12 refugios habilitados llega a unas 1.500 camas (además se arman carpas en el exterior), que se cobran entre $400 y $600 por persona. Siempre son habitaciones compartidas y hay que llevarse la bolsa de dormir (el precio no incluye desayuno).
A la hora de cenar, una pizza cuesta en promedio $350 y una “pinta” de la cerveza que hace el mismo refugiero se cobra $120. Las excursiones siempre duran más de un día y se pueden extender hasta una semana si la opción es recorrer varios refugios.
La roca del tiempo
Se accede desde Lago Puelo y está enmarcada por singulares leyendas lugareñas. La más escuchada es que la particular formación rocosa suele “desconocer” a algún visitante nuevo (depende de “la energía” de cada caminante), y se manifiesta con imprevistas tormentas de lluvia. El lugar también es elegido por aquellas personas proclives a mantener “contactos cercanos” con seres de otros mundos y parece ser un portal adecuado para “viajar por el tiempo” que, según dicen, está “en algún lugar de la montaña” y se la vincula con la mítica Trapalanda.
Desde la pasarela del río Azul (sector La Isla) comienza la caminata río arriba hasta el refugio por una senda señalizada. El lugar brinda un ámbito de recreación agreste para toda la familia, rodeado por un frondoso bosque nativo y de frutales. Es un lugar ideal para disfrutar de un día de campo, conocer a los imponentes saltos del río Motoco, de aguas de deshielo, bañarse en los pozones del Azul, practicar escalada deportiva en roca o pescar.
El refugio cuenta con cuenta con instalaciones rústicas y funcionales. Ofrece vajilla, gas, luz, habitación compartida con cuchetas y duchas con agua caliente. Los visitantes también podrán disfrutar de cerveza casera, licuados, tortas fritas y sándwiches. En los alrededores, disponen de fogones, mesas, parrillas, leña, carbón y predios con sombra, para disfrutar los días de mucho calor. Entre otras actividades, se puede realizar avistaje de aves entre los alerzales centenarios y trekking por los cerros próximos, para lo cual se deberá consultar en el refugiero.
Fuente:https://www.diariojornada.com.ar/227578/sociedad/los_cerros_de_el_bolson_y_lago_puelo_iman_irresistible_para_los_mas_jovenes/