Se trata de un verdadero recorrido mágico. Una de las curiosidades más atractivas de la Patagonia argentina desde adentro.
Perderse en un laberinto. La incertidumbre, la ansiedad y la vuelta a la niñez. Pocas cosas han fascinado tanto al mundo como esta estructura llena de calles y encrucijadas donde encontrar la salida es a la vez un juego y un reto. Desde el laberinto cretense que funcionó como la prisión del Minotauro, en el que Teseo se adentró y conquistó gracias al ingenioso hilo rojo de Ariadna.
Borges también se obsesionó con los laberintos, y ésta se puede vislumbrar en toda su obra, como en La Biblioteca de Babel: “Bajo los árboles ingleses medité en ese laberinto perdido: lo imaginé inviolado y perfecto en la cumbre secreta de una montaña, lo imaginé borrado por arrozales o debajo del agua, lo imaginé infinito, no ya de quioscos ochavados y de sendas que vuelven, sino de ríos y provincias y reinos… Pensé en un laberinto de laberintos, en un sinuoso laberinto creciente que abarcara el pasado y el porvenir y que implicara de algún modo los astros”.
El Laberinto Patagonia es el más grande de Sudamérica, y se encuentra en la provincia de Chubut, más precisamente, en el valle del Río Epuyén en la localidad de El Hoyo, a 15 kilómetros de El Bolsón y a 14 kilómetros del Lago Puelo. Su superficie de 8500 metros cuadrados sorprende por su color verde intenso, y sus pasillos serpenteantes, que sólo compiten con el paisaje a su alrededor, y los encantos de los bosques nativos.
Fuente: Infobae.